La expatriación es un cambio importante que puede implicar situaciones de estrés o de ansiedad. Etimológicamente, la palabra procede del griego exo (fuera de) y patrida (el país). El expatriado es aquel que deja su patria para vivir en otro país diferente al suyo, lo que implica una pérdida de lo que conoce, una separación de la familia, de los amigos, del entorno, del lugar donde se establecen los vínculos emocionales que forman su identidad. Es entonces necesario separarse y a la vez estar dispuestos a adaptarse al cambio, vivir en una patria diferente.
EXPATRIACIÓN
Dejar su país para instalarse en otro lugar.
En algunas ocasiones este cambio implica un esfuerzo demasiado importante que puede afectar el estado de ánimo, y la tranquilidad de la persona. Por ello, el acompañamiento de un profesional es indispensable para vivir este proceso de la mejor manera.
Preparar su expatriación
no da lugar a la improvisación
La falta de preparación de un cambio tan importante como es el de vivir en un país extranjero puede acarrear momentos de tensión, frustraciones, aislamiento o incluso depresión. Hacer frente al ”choque cultural” requiere pues de cierta disposición física y psicológica.
En efecto, ciertas dificultades que existen antes de cambiar de país pueden manifestarse nuevamente de manera más agresiva e incontrolable. En muchos casos la desorientación que encuentran los expatriados en el país de destino pone a flor de piel desequilibrios que pueden generar un estado de aislamiento que pone en gran dificultad la relación con la pareja o la familia.
Gracias a una sólida experiencia internacional, proponemos un acompañamiento personalizado para orientar y apoyar a expatriados que se encuentran en un impasse frente a la llegada a un nuevo lugar o a la salida hacia un nuevo destino.
Nuestro objetivo consiste en mejorar la calidad de vida de las personas que se encuentran fuera de su país. Posibilitando tanto a adultos como a adolescentes consultar en relación a problemáticas ligadas a la expatriación: dificultad para adaptarse, problemas de pareja, preocupaciones con los hijos, estrés laboral, fobia escolar, aislamiento, depresión, conflictos de identidad, todos estos, fenómenos ligados a la movilidad internacional.